Al Gran Maestre que condona sus deberes
Hace días el ex Gran Maestre de la Orden de Malta se presentó, a pesar de las órdenes papales, a la conferencia en la que se iba a elegir a su sucesor, siendo él mismo un candidato elegible. Más aún, teniendo, según parece, un alto grado de popularidad entre los caballeros. El había sido obligado a renunciar por presiones directas del papa, que lo citó pasando por sobre su autoridad (la del Gran Maestre) y abusando de la suya (la del Papa) le mandó dimitir sin más. Algunos sostuvimos la esperanza de que el renunciado fuese a volver por sus fueros en esta reunión. Más aún cuando se lo conminó al destierro contra todo derecho, con una infamante recomendación de que se abstuviera de asistir y a pesar de ello se presentó a la elección. Pero allí gentilmente se puso del lado de su deponedor, a su vez demoledor de la Orden, Francisco. La pequeña pieza retórica que sigue fue dedicada a su primera renuncia y guardada por prudencia, con la esperanza de que en su intención estuviese la de restituir el derecho y apoyar la buena causa. Pero como demostró más de lo mismo, creemos se puede, sin cargo de conciencia, condenar en vez de condonar su falta:
Al (ex) Gran Maestre de Malta
Con don de caballero y alta fama
Juzgó prudente defender razón
Honrosa y propia de cabal varón
Que el bien discierne y el bien proclama.
Pues este siglo lo plebeyo ama
Y desprecia al de noble corazón.
Juzga vano el sostener reputación,
Honor y sangre y fe si se la infama.
Mas poco resistió este caballero,
Y honró menos aún a La Valeta;
Pues tras renuncia y sumisa retirada,
Si sangre dio, habrá sido en transfusión:
Honor rindió con rauda voltereta,
Caballero vino y se fue con don.